Faldas anchas de lino que escondían el torso y el rostro, dejando al descubierto los genitales y las piernas mientras un hilo líquido recorría las carnes, revelando para algunos una flor, para otros la violencia ejercida contra la mujer y la imposibilidad de pensarnos en la diversidad, ya que los rostros cubiertos, pero los genitales desnudos, creaba sólo la diferencia allí, en ese lugar. 

Pedazos de carne que se asomaban por las hendijas de las envolturas. Una desnudez insinuada, porque nunca se mostró toda; una pretensión de deshacer la unidad corporal para sentirnos fragmentados, vaciados de sentido o poseídos por múltiples sentidos, como suspendidos en un espacio tiempo no real, mágico, ficcional, porque además todos los proyectos se insinuaron para un tiempo no-tiempo en las figuras de Kairós y Aión . La permanencia temporal como estrategia, atravesó todas las propuestas, poniendo en escena el fabular y resistir como propósitos del devenir. Seres anónimos que nos alejaban de toda representación y de toda intención de ser. Los trabajos poco mostraron el rostro, la voz; acaso monosílabos, sonidos guturales, murmullos y el cansancio, la fatiga e incluso el dolor, cambiaron los gestos cotidianos por muecas y aullidos.

​

Esta propuesta fue presentada en Carlos E. Restrepo y en la Universidad de Antioquia Bloque 16 en el Día Internacional de la No Violencia, 2016.